La lipofobia puede definirse como el miedo a la grasa en los alimentos, que se ha convertido en una noción prevalente, especialmente en el mundo moderno. Los investigadores han ofrecido diversas explicaciones para la reciente aparición de la lipofobia en la mayoría de los países. La epidemia de obesidad en las sociedades prósperas ha traído consigo un aumento de los problemas de salud, que con frecuencia se atribuyen a la ingesta excesiva de grasas.
La obsesión por la salud y el deporte que comenzó en la década de 1980 ha demonizado la grasa como algo que debe evitarse. Las tecnologías alimentarias avanzadas han creado un mercado de productos sin grasa y bajos en calorías, cuya popularidad ha apoyado las tendencias lipofóbicas. La imagen ideal del cuerpo humano se ha empequeñecido, y este ideal se ha asociado a la limitación del consumo de grasas o a su evitación total.
Aunque la lipofobia es más común en las sociedades occidentales modernas, no se limita sólo a ellas. La naturaleza y la prevalencia de la lipofobia varían de una cultura a otra. Los investigadores han observado algunas tendencias y observaciones en relación con la lipofobia:
– Es más pronunciada en las mujeres que en los hombres
– difiere entre los grupos étnicos de una misma sociedad, con diferentes formas corporales ideales y niveles de obesidad asociados a los distintos grupos culturales
– Se utiliza con frecuencia como indicador de salud, y evitar la grasa se ha convertido en una especie de símbolo asociado al ideal
– Está vinculada a las diferencias nacionales en las actitudes hacia la salud, la nutrición y la imagen corporal, que cambian con el tiempo y el contexto.
La lipofobia se refiere al miedo a consumir grasas y, según muchos investigadores, se ha convertido en un fenómeno prevalente. La evitación de la obesidad, junto con la aceptación de las dietas y el fitness, se ha relacionado con un mayor miedo a la grasa.