Generalidades
La atelofobia es un trastorno psicológico caracterizado por el miedo a las imperfecciones en cualquier ámbito de la vida cotidiana (aspecto físico, relaciones interpersonales, escuela o trabajo, ideas y creencias).
El resultado es una constante sensación de inadecuación que conduce a una búsqueda continua y agotadora de la perfección. Quienes padecen atelofobia piensan que todo lo que se consigue en la vida cotidiana está mal o no cumple suficientemente las expectativas de los demás. Esta tendencia a la insatisfacción general va acompañada de ansiedad y, al igual que ocurre con otros trastornos fóbicos, suele provocar síntomas somáticos como sudoración pronunciada, escalofríos o sofocos, aceleración del ritmo cardiaco, náuseas y sensación de falta de oxígeno. La atelofobia puede tener efectos negativos en la vida cotidiana de una persona en términos de limitaciones en la vida social y laboral. Afortunadamente, este trastorno puede abordarse mediante psicoterapia.

¿Qué es?
La atelofobia es una afección en la que existe un miedo extremo a no ser capaz de alcanzar la perfección en cualquiera de las acciones, ideas o creencias propias.
Atelofobia: definición
La atelofobia es un trastorno sostenido por el miedo a no ser lo suficientemente bueno o capaz en la realización de cualquier actividad. Los afectados se vuelven muy críticos con todo lo que dicen o hacen y manifiestan una tendencia a la insatisfacción general que se traduce en inseguridad en muchos ámbitos. Así pues, la atelofobia no sólo se dirige a las imperfecciones del aspecto físico, sino que también afecta a las actividades normales de la vida diaria.
La gravedad de la atelofobia puede variar mucho de una persona a otra. En los casos más graves, pueden aparecer síntomas físicos o ataques de pánico en toda regla, con sudoración fría, aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia), náuseas, dificultad para respirar y sensación de ahogo.

Causas y factores de riesgo
La atelofobia se clasifica como un trastorno de ansiedad sostenido por la idea de tener que alcanzar la perfección. Esto hace que el atelófobo se fije continuamente metas, a menudo imposibles de alcanzar, para sentirse gratificado y aceptado. Así, la atelofobia se mantiene mediante un círculo vicioso: la tendencia a tener expectativas exageradas, con el fin de alcanzar la tan deseada perfección, conduce a la decepción por no poder alcanzar realmente la meta fijada. En consecuencia, las personas que padecen este trastorno intentarán constantemente perfeccionar, reelaborar o mejorar algo que ya es muy valorado por quienes les rodean.
Hay que subrayar que el miedo a la imperfección va mucho más allá de querer hacer las cosas de la forma más competente posible: la atelofobia se convierte en una obsesión que destruye de hecho las relaciones y hace casi imposible el funcionamiento en sociedad.
Atelofobia: ¿quién corre más riesgo?
La atelofobia es un trastorno que afecta principalmente al sexo femenino, ya que son más vulnerables a las comparaciones y cotejos que los hombres. Esto lleva a las mujeres a experimentar una sensación constante de ser juzgadas por los demás, en función de su aspecto físico o de sus logros en la vida. Evidentemente, estas presiones afectan a las personas más susceptibles, ya sean mujeres u hombres, hasta el punto de desencadenar la atelofobia.
¿Por qué se sufre de Atelofobia?
Las causas de la atelofobia no siempre son fáciles de identificar. Son varios los factores que pueden contribuir a este trastorno, entre ellos los ambientales, de carácter y biológico-genéticos.
A menudo, la atelofobia se desencadena por traumas, episodios dramáticos relacionados con determinados periodos de la vida, recuerdos dolorosos de una pérdida o un fracaso, expectativas excesivamente altas de amigos o padres u otros acontecimientos tan negativos que resultan imposibles de aceptar. Por lo general, estas experiencias aumentan la inseguridad y llevan a culparse a uno mismo del propio fracaso, haciendo que el sujeto se sienta inadecuado.
En otros casos, puede ser una fuente externa (por ejemplo, un padre, un amigo o un colega) la que convence al individuo atelofóbico de que es imperfecto y está equivocado. Las relaciones románticas mal acabadas y una tendencia del carácter al perfeccionismo pueden contribuir a la atelofobia.

Síntomas y complicaciones
Los afectados de atelofobia se esfuerzan por corregir sus propios defectos y lograr la aprobación de los demás. El paciente está constantemente al límite y siente la presión de seguir trabajando hasta alcanzar la perfección. Es frecuente un alto grado de excitabilidad, así como insomnio e incapacidad para relajarse incluso durante un par de momentos. Sin embargo, en la persecución de este objetivo, el atelofóbico suele estar tan asustado que es incapaz de darse cuenta de que es incapaz de completar los proyectos que se propone, porque son inalcanzables o porque no se considera lo suficientemente bueno, por lo que abandona la actividad.
Si no se consigue hacer algo a la perfección, la persona con atelofobia manifiesta una fuerte decepción y una tendencia al pesimismo.
Los síntomas y la gravedad de la atelofobia pueden variar de un caso a otro: algunas personas experimentan una sensación general de insatisfacción o malestar leve que interfiere negativamente en la vida cotidiana; otras, en cambio, manifiestan una grave sensación de ansiedad que, en casos extremos, desemboca en crisis de ansiedad y/o ataques de pánico en toda regla.
Atelofobia: ¿qué síntomas presenta?
Los síntomas de la atelofobia suelen incluir:
Irritabilidad;
Dificultad para no pensar en las propias imperfecciones;
Perspectivas pesimistas;
Baja autoestima;
Deseo de ser perfecto en todos los ámbitos (desde el aspecto físico hasta el profesional, familiar y social);
Decepción extrema si uno no tiene éxito en algo;
Preocupación constante por el desempeño de las propias actividades;
Emociones negativas como la ira, la tristeza, la inadecuación y la culpa.
Normalmente, en quienes padecen este trastorno, cualquier situación estresante o angustiosa desencadena un miedo que conduce a un comportamiento denominado “lucha o huida”.
Esta reacción también se produce en otras fobias: el cuerpo está respondiendo al estímulo fóbico con una expresión extrema del instinto de supervivencia, lo que da lugar a una respuesta anormal a nivel emocional, evidente por la aparición de síntomas somáticos. En otras palabras, la mente interpreta el pensamiento de ser imperfecto como una amenaza y, a continuación, prepara automáticamente al cuerpo para alejarse de este peligro potencial representado por la situación atelofóbica. Esta respuesta emocional excesiva es uno de los signos más claros de que una persona padece un trastorno fóbico.

La atelofobia puede manifestarse con síntomas físicos como:
Llorando;
Temblores;
Latido acelerado;
Escalofríos y piel de gallina;
Sudores fríos o, por el contrario, sofocos;
Hormigueo y picor;
Náuseas y/o vómitos;
Dolores de cabeza;
Falta de aliento y sensación de ahogo;
Entumecimiento;
Sensación de desmayo o mareo;
Confusión y sensación de “cabeza hueca
Sensación de opresión o dolor en el pecho;
Aumento de la tensión muscular;
Boca seca;
Inquietud constante;
Aumento de la necesidad de ir al baño (diarrea, urgencia urinaria, etc.).
Atelofobia: posibles consecuencias
La atelofobia puede limitar significativamente la vida de quien la padece, ya que puede afectar a múltiples actividades y contextos, como el trabajo o las relaciones cotidianas, además de causar un malestar importante. Con el tiempo, los síntomas se desencadenan incluso al pensar en las situaciones que suelen desencadenar el trastorno y, en casos extremos, pueden conducir al suicidio, la depresión, los trastornos alimentarios y la esquizofrenia.
Diagnóstico
Si los síntomas de la atelofobia limitan significativamente la vida cotidiana normal y persisten durante más de seis meses, es aconsejable consultar a un médico, psiquiatra o psicólogo para identificar y definir el problema.
La evaluación inicial del individuo atelofóbico es fundamental para comprender las razones del malestar, identificar su importancia y cuantificar su alcance.
Por lo tanto, el médico
Pide al paciente una descripción de los síntomas y de lo que los desencadena;
Trata de establecer la gravedad de los síntomas;
Descarta otros tipos de trastornos de ansiedad o patología general.
Para formular el diagnóstico de atelofobia, es importante que el médico observe la reacción del paciente ante la idea del fracaso.
Tratamiento y remedios
¿Cómo superar la atelofobia?
La atelofobia puede tratarse con un curso de acción terapéutico dirigido a tratar los estímulos ansiógenos y las manifestaciones resultantes.
La elección entre las distintas intervenciones o la combinación de las mismas depende de la persona y de la gravedad del cuadro clínico. Las estrategias más eficaces son las técnicas de relajación, la meditación y la psicoterapia cognitivo-conductual. Estas intervenciones pretenden inducir al paciente a racionalizar el miedo al fracaso y encontrar formas de revertirlo. El terapeuta puede ayudar al paciente a centrarse en la posibilidad de reaccionar ante los pensamientos que provocan ansiedad y a cambiar el círculo vicioso abordando las creencias negativas asociadas al trastorno y reduciéndolas.

En combinación con el tratamiento psicológico, el psiquiatra puede prescribir terapia farmacológica durante periodos cortos para controlar los síntomas asociados a la atelofobia, como la ansiedad. Los medicamentos que suelen indicarse son las benzodiacepinas, los betabloqueantes, los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Cabe destacar que el uso de fármacos puede aliviar temporalmente el problema, pero no lo resuelve de forma permanente.
La terapia de la atelofobia debe restablecer un equilibrio en la vida que no elimine los aspectos positivos de la competencia ni ahogue la creatividad del individuo. Durante el curso psicoterapéutico, la frustración de no ser perfecto debe sustituirse, en cambio, por un sentimiento de logro por un trabajo bien hecho.