Miedo a la luz

La fotofobia es un miedo irracional y persistente a la luz. La palabra proviene del griego ‘phos’ que significa luz y ‘phobos’, que es el dios griego del miedo.

En esta fobia, la víctima muestra una sensibilidad anormal a la luz. Si bien muchas personas sufren de dolores de cabeza o experimentan dolor o molestias en los ojos debido a la luz, la fotofobia es diferente, ya que el paciente no puede soportar la luz en absoluto. Una fobia relacionada es la fotoaugiafobia, en la que la persona teme mucho a las luces brillantes y deslumbrantes. Muchas de estas personas no pueden soportar ser fotografiadas o creer que algunas luces provienen de fuentes extrañas o espíritus malignos. Naturalmente, su fobia puede afectar en gran medida su tranquilidad y su funcionamiento diario.

Causas de la fotofobia

Hay muchas causas de la fobia a la luz y pueden estar relacionadas con trastornos de ansiedad o problemas relacionados con el cerebro o los ojos.

Se sabe que muchas condiciones médicas, por ejemplo, causan fotofobia. El ojo o el sistema nervioso pueden estar afectados por un tumor o puede haber un defecto congénito congénito que cause dolor ocular intenso en el individuo. Como resultado, es posible que tenga miedo de la luz todo el tiempo.

En algunos casos, un episodio traumático relacionado con la luz puede desencadenar la fotofobia. Un niño (que haya mirado el sol brillante u otras fuentes de luz brillante) podría haber experimentado migrañas o molestias en los ojos durante unos días. Esto puede hacer que tema las luces cada vez que ve o piensa en una. Este miedo en realidad se origina en la amígdala, la parte del cerebro responsable de desencadenar miedos y fobias. Esta es la forma que tiene el cerebro de proteger al individuo de un mayor trauma.

Otros trastornos relacionados con los ojos, como el albinismo, que hace que el iris se vuelva translúcido y permita el paso de más luz de lo normal, también pueden causar fotofobia. Las cataratas, las lesiones cerebrales traumáticas y las abrasiones o úlceras corneales también pueden desencadenar un miedo permanente a la fobia a la luz.

Las personas autistas o aquellas con enfermedades como encefalitis, meningitis, etc. también pueden sufrir síntomas de fotofobia.

El reflejo de estornudo fótico es una condición médica en la que la persona que mira la luz tiende a estornudar excesivamente. Esta puede ser una razón por la que se le ridiculiza o se burla de él, lo que puede llevar a un miedo permanente a la fobia a la luz.

Síntomas del miedo a la luz

El miedo a la fobia a la luz a veces puede evocar reacciones duras del fóbico cuando se enfrenta al objeto que teme, en este caso la luz. La respuesta puede ser tan intensa que dé lugar a otros signos de angustia e incluso podría interferir con su funcionamiento diario.

Una evitación anormal de la luz es una respuesta común a esta fobia. Si bien puede ser fácil evitar las arañas y otros objetos específicos de miedo, evitar la luz, especialmente la luz del día, es casi imposible. En tales casos, naturalmente, la persona puede estar socialmente retraída, a menudo deprimida y es posible que no pueda mantener un trabajo estable o entablar relaciones.

Otros síntomas físicos y emocionales de la fotofobia son:

  • Tener pensamientos constantes de muerte o morir.
  • Ataques de pánico ante la idea de estar expuesto a la luz: temblores, temblores, respiración acelerada, náuseas, llanto o intentar huir.
  • Sentarse en la oscuridad, no participar en actividades sociales, etc.
  • Apartar la vista de la luz directa o llevar siempre gafas de sol.

Tratar y superar la fobia

Una combinación de psicoterapia y medicamentos es útil para superar el miedo a la fobia a la luz.

Un estudio ha demostrado que los pacientes que toman suplementos que contienen luteína y zeaxantina pueden reducir significativamente su sensibilidad a la luz. Naturalmente, es importante determinar primero la causa raíz de la fotofobia antes de recetar o tomar medicamentos.

Los médicos pueden recetar algunos medicamentos contra la ansiedad para ayudar al fóbico a sobrellevar los ataques de pánico que experimenta al ver o pensar en la luz.

Por último, también se puede utilizar la terapia de exposición de enfoque directo gradual, siempre que el paciente pueda afrontar el dolor de enfrentarse a la luz directamente. Las simulaciones asistidas por computadora y otras técnicas como la hipnoterapia también pueden ayudar enormemente al fotófobo a superar su miedo a la luz para siempre.