Miedo a las inundaciones

La atelofobia es un trastorno psicológico caracterizado por el miedo a las imperfecciones en cualquier ámbito de la vida cotidiana (aspecto físico, relaciones interpersonales, escuela o trabajo, ideas y creencias).

El resultado es una constante sensación de inadecuación que conduce a una búsqueda continua y agotadora de la perfección. Quienes padecen atelofobia piensan que todo lo que se consigue en la vida cotidiana está mal o no cumple suficientemente las expectativas de los demás. Esta tendencia a la insatisfacción general va acompañada de ansiedad y, al igual que ocurre con otros trastornos fóbicos, suele provocar síntomas somáticos como sudoración pronunciada, escalofríos o sofocos, taquicardia, náuseas y sensación de falta de oxígeno. La atelofobia puede tener efectos negativos en la vida cotidiana de una persona en términos de limitaciones en la vida social y laboral. Afortunadamente, este trastorno puede abordarse mediante psicoterapia.

¿Qué es?

La atelofobia es una afección en la que existe un miedo extremo a no ser capaz de alcanzar la perfección en cualquiera de las acciones, ideas o creencias propias.

Atelofobia: definición

La atelofobia es un trastorno sostenido por el miedo a no ser lo suficientemente bueno o capaz en la realización de cualquier actividad. Los afectados se vuelven muy críticos con todo lo que dicen o hacen y manifiestan una tendencia a la insatisfacción general que se traduce en inseguridad en muchos ámbitos. Así pues, la atelofobia no sólo se dirige a las imperfecciones del aspecto físico, sino que también afecta a las actividades normales de la vida diaria.

La gravedad de la atelofobia puede variar mucho de una persona a otra. En los casos más graves, pueden aparecer síntomas físicos o ataques de pánico en toda regla, con sudoración fría, aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia), náuseas, dificultad para respirar y sensación de ahogo.

La palabra “atelofobia” procede del griego “atelès”, que significa “imperfecto, incompleto”, y “phóbos”, que significa “miedo” o “fobia”.

Causas y factores de riesgo

La atelofobia se clasifica como un trastorno de ansiedad sostenido por la idea de tener que alcanzar la perfección. Esto hace que el atelófobo se fije continuamente metas, a menudo imposibles de alcanzar, para sentirse gratificado y aceptado. Así, la atelofobia se mantiene mediante un círculo vicioso: la tendencia a tener expectativas exageradas, con el fin de alcanzar la tan deseada perfección, conduce a la decepción por no poder alcanzar realmente la meta fijada. En consecuencia, las personas que padecen este trastorno intentarán constantemente perfeccionar, reelaborar o mejorar algo que ya es muy valorado por quienes les rodean.

Hay que subrayar que el miedo a la imperfección va mucho más allá de querer hacer las cosas de la forma más competente posible: la atelofobia se convierte en una obsesión que destruye de hecho las relaciones y hace casi imposible el funcionamiento en sociedad.

Atelofobia: ¿quién corre más riesgo?

La atelofobia es un trastorno que afecta principalmente al sexo femenino, ya que son más vulnerables a las comparaciones y cotejos que los hombres. Esto lleva a las mujeres a experimentar una sensación constante de ser juzgadas por los demás, en función de su aspecto físico o de sus logros en la vida. Evidentemente, estas presiones afectan a las personas más susceptibles, ya sean mujeres u hombres, hasta el punto de desencadenar la atelofobia.

Síntomas y complicaciones

Los afectados de atelofobia se esfuerzan por corregir sus propios defectos y lograr la aprobación de los demás. El paciente está constantemente al límite y siente la presión de seguir trabajando hasta alcanzar la perfección. Es frecuente un alto grado de excitabilidad, así como insomnio e incapacidad para relajarse incluso durante un par de momentos.  Sin embargo, en la persecución de este objetivo, el atelofóbico suele estar tan asustado que es incapaz de darse cuenta de que es incapaz de completar los proyectos que se propone, porque son inalcanzables o porque no se considera lo suficientemente bueno, por lo que abandona la actividad.

Si no se consigue hacer algo a la perfección, la persona con atelofobia manifiesta una fuerte decepción y una tendencia al pesimismo.

Los síntomas y la gravedad de la atelofobia pueden variar de un caso a otro: algunas personas experimentan una sensación general de insatisfacción o malestar leve que interfiere negativamente en la vida cotidiana; otras, en cambio, manifiestan una grave sensación de ansiedad que, en casos extremos, desemboca en crisis de ansiedad y/o ataques de pánico en toda regla.

Tratamiento y remedios

¿Cómo superar la atelofobia?

La atelofobia puede tratarse con un curso de acción terapéutico dirigido a tratar los estímulos ansiógenos y las manifestaciones resultantes.

La elección entre las distintas intervenciones o la combinación de las mismas depende de la persona y de la gravedad del cuadro clínico. Las estrategias más eficaces son las técnicas de relajación, la meditación y la psicoterapia cognitivo-conductual. Estas intervenciones pretenden inducir al paciente a racionalizar el miedo al fracaso y encontrar formas de revertirlo. El terapeuta puede ayudar al paciente a centrarse en la posibilidad de reaccionar ante los pensamientos que provocan ansiedad y a cambiar el círculo vicioso abordando las creencias negativas asociadas al trastorno y reduciéndolas.

En combinación con el tratamiento psicológico, el psiquiatra puede prescribir terapia farmacológica durante periodos cortos para controlar los síntomas asociados a la atelofobia, como la ansiedad. Los medicamentos que suelen indicarse son las benzodiacepinas, los betabloqueantes, los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Cabe destacar que el uso de fármacos puede aliviar temporalmente el problema, pero no lo resuelve de forma permanente.

La terapia de la atelofobia debe restablecer un equilibrio en la vida que no elimine los aspectos positivos de la competencia ni ahogue la creatividad del individuo. Durante el curso psicoterapéutico, la frustración de no ser perfecto debe sustituirse, en cambio, por un sentimiento de logro por el trabajo bien hecho.

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