Miedo a perderse algo

El término FoMO significa “fear of missing out”, literalmente “miedo a perderse algo”.

Se utilizó por primera vez en 2004 y desde entonces describe esos sentimientos y emociones negativas que uno experimenta cuando no puede estar conectado en las redes sociales y los teléfonos inteligentes.

Todos hemos experimentado la frustración de encontrarnos con un teléfono muerto o sin red y no poder conectarnos en redes sociales e internet: nuestro mundo gira tanto en torno a la conectividad que incluso una ausencia de unas horas puede desencadenar ansiedad y frustración.

Para comprender plenamente la omnipresencia del FoMO hay que ser consciente de lo importantes que son las herramientas tecnológicas actuales para nuestras relaciones sociales y más allá. ¿Cuántos de nosotros podríamos pasar 24 horas sin conexión a Internet? ¿Qué inconvenientes supondría esto en sus vidas? ¡Es en la respuesta a estas preguntas que nos damos cuenta de cómo FoMO, al menos en una forma “ligera”, es una experiencia que todos hemos sentido y estamos sintiendo!

¿Cuál es el problema?

El problema es que, en algunos casos, los estados de ansiedad desencadenados por la falta de conexión llegan a ser clínicamente significativos porque interfieren en la capacidad de la persona para sentirse bien. Y esto es especialmente cierto para los segmentos de población más expuestos: los adolescentes y las personalidades frágiles en general. En la adolescencia, de hecho, el grupo de iguales adquiere un papel cada vez más importante (a menudo en detrimento del papel de la familia) y las relaciones con el grupo de iguales tienen lugar en gran medida en línea. FoMO se convierte así en una consecuencia de la necesidad de relacionarse constantemente y del miedo a no estar en contacto con las experiencias compartidas por amigos e influenciadores. El miedo a perderse algo precisamente.

El FoMO puede provocar estados emocionales negativos como ansiedad, ira, frustración, tristeza; pero también trastornos del sueño, irritabilidad y una caída de la autoestima.

La existencia de un síndrome como FoMO plantea mil preguntas sobre el impacto de la tecnología en nuestras vidas y relaciones. Pero esa es otra historia que merece ser tratada en otro artículo.

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