La nomofobia es el miedo irracional a quedarse sin teléfono móvil o a no poder utilizarlo por algún motivo, como la ausencia de señal, la finalización de un paquete de datos o la carga de la batería.
¿Siente agonía cuando vibra su teléfono y sale corriendo a ver si alguien ha dado a “me gusta” o comentado su última publicación en Facebook? ¿Comienzas a responder correos del trabajo antes de levantarte de la cama? ¿El icono de batería baja te hace temblar? Lo más probable es que sufras nomofobia.

Una fobia es, por definición, un miedo irracional. En el caso de la nomofobia, los sucesos que temes no son muy improbables, por lo que una parte no es irracional. Lo que es irracional es el grado de incomodidad que sienten los usuarios ante la idea de separarse realmente de sus smartphones.
Una fobia creciente entre los jóvenes
La palabra nomofobia tiene su origen en una composición inglesa: no + mobile + phone + phobia. El término fue acuñado por YouGov, una institución de investigación con sede en el Reino Unido. En un estudio de 2008, los investigadores informaron de que el 53% de los usuarios de teléfonos móviles se sentían ansiosos cuando no podían utilizarlos y más de la mitad nunca apagaban sus teléfonos. Estudios posteriores han constatado que las cifras han aumentado desde entonces.
Nomofobia es un término que describe un temor creciente en el mundo actual: el miedo a estar sin un dispositivo móvil, o más allá del contacto con el teléfono móvil. Entre los estudiantes de secundaria y universitarios va en aumento. Cada vez son más los jóvenes que se duchan con sus teléfonos móviles. El adolescente medio preferiría perder un dedo meñique antes que un teléfono móvil. Un porcentaje cada vez mayor prefiere utilizar mensajes de texto, whatsapp o tweets, antes que hablar con otras personas.

La nomofobia está generalizada en los países industrializados. Según el estudio realizado por YouGov, alrededor del 58% de los hombres y el 47% de las mujeres sufren nomofobia, y otro 9% se siente estresado cuando su teléfono móvil está apagado. El estudio contó con la participación de 2.163 personas. El 55% de los encuestados citó el mantenimiento del contacto con amigos o familiares como la principal razón por la que se ponían ansiosos cuando no podían utilizar sus teléfonos móviles. El estudio comparó los niveles de estrés inducidos por el caso medio de nomofobia con los del “día de la boda” y las visitas al dentista.
Un riesgo creciente para la sociedad
La adicción a los smartphones es un “problema del primer mundo” que no muestra signos de desaceleración, independientemente de la edad. Y aunque pueda parecer una tontería, es posible que usted sea adicto a un dispositivo móvil y sufra las consecuencias reales de esta afección.

La media de horas diarias que pasan los brasileños con el móvil es la más alta del mundo: cuatro horas y 48 minutos. Los datos proceden de una encuesta de la empresa de estadísticas Statista y corresponden al año 2016. Cerca de la mitad de los adultos consultan su teléfono al menos varias veces por hora. Casi 1 de cada 10 personas admite usar su teléfono durante el sexo.
Cuando se combina la nomofobia con los coches, las cosas se ponen aún más terroríficas. En Estados Unidos, entre los conductores adultos, más del 27% afirma enviar mensajes de texto o leer algo mientras conduce. Entre los adultos jóvenes, esta cifra alcanza el 34%. En Brasil, la realidad no es diferente.

¿Qué hay de malo en interactuar con el teléfono en un semáforo en rojo o cuando hay mucho tráfico? Considere el hecho de que enviar mensajes de texto mientras conduce hace que un accidente sea 23 veces más probable, lo que puede poner en riesgo su vida y la de los demás.
Los síntomas de la nomofobia
Quizá no sea correcto llamarla fobia. Porque una fobia suele ser un “miedo irracional”, y esa angustia que sentimos cuando nos quedamos sin móvil en este valiente mundo conectado es casi natural y quizá un sentimiento comprensible.
Pero para el 66% de nosotros, en cualquier caso, estar con el teléfono en todo momento es una obsesión cada vez más recurrente.

Si crees que puedes sufrir nomofobia, echa un vistazo a las señales de advertencia que te presentamos a continuación:
· Incapacidad para apagar el teléfono;
· Comprobar obsesivamente las llamadas perdidas, los correos electrónicos y los mensajes de texto;
· Cargar constantemente la batería del móvil;
· Comprobación obsesiva de redes sociales y whatsapp;
· Demostrar irritación al estar en lugares sin conexión wi-fi;
· Ser incapaz de ir al baño sin llevar el teléfono consigo.

El número de personas afectadas por la nomofobia también fue revelado en un estudio , muestra un aumento respecto a un estudio similar de hace cuatro años, en el que el 53% de las personas admitía tener miedo a perder su teléfono. En el último estudio, de las 1.000 personas entrevistadas en España, el 66% dijo sentir ese miedo.
Los adultos jóvenes -de 18 a 24 años- suelen ser los más adictos al móvil: el 77% es incapaz de separarse de él más de unos minutos, y los de 25 a 34 años les siguen con un 68%.
Los daños causados por la nomofobia
Estás perdiendo el tiempo:
Aunque muchos de nosotros estamos convencidos de que la multitarea nos permite hacer más cosas, la respuesta es que la multitarea no funciona. Nuestros cerebros no están estructurados para manejar dos tareas diferentes a la vez. Además, intentar hacer varias cosas a la vez acaba haciéndonos perder más tiempo que optimizar nada. En consecuencia, al intentar hacer 2 cosas a la vez, tu productividad baja y te vuelves menos asertivo.

Piénsalo: ¿cómo de bien retienes la información cuando alguien te está hablando mientras tú estás leyendo correos electrónicos o viendo el último vídeo de gatos que ha colgado tu amigo? Aunque tu cuerpo esté físicamente en una habitación, es fácil perderse información importante cuando tu cerebro y tus pensamientos están en otra parte. Además, admitámoslo: a nadie le gusta hablar con alguien que está “escuchando” con la cara enterrada en la pantalla del móvil.
Te vuelves más ansioso:
No tener el móvil cerca puede aumentar la ansiedad. Un estudio británico descubrió que el 51% de los participantes experimentan una “ansiedad tecnológica extrema” cuando se separan de sus smartphones. En parte, esto se debe a la sensación de que si nos separamos de nuestros teléfonos, no estaremos incluidos cuando nuestros amigos hagan planes o no sepamos cuál es el último meme de Facebook.
Incluso nuestros cuerpos empiezan a reconocer cuando nuestros teléfonos no están cerca. Un estudio de la Universidad de Missouri descubrió que los usuarios de iPhone que se separaban de sus dispositivos durante situaciones que requerían una gran atención, como hacer un examen o completar una tarea laboral, podían tener un peor rendimiento.
Cuando se separaba a los participantes de sus teléfonos y se les pedía que completaran sopas de letras sencillas, su ritmo cardiaco y su presión arterial aumentaban, al igual que sus sentimientos de ansiedad y angustia.

Tus hijos adquirirán los mismos hábitos:
El lema “haz lo que yo digo, no lo que yo hago” es muy real cuando se trata del tiempo de uso del smartphone. Algunos padres piden a sus hijos y adolescentes que dejen las redes sociales o apaguen sus teléfonos durante la cena. Sin embargo, esos mismos padres no dejan de consultar calendarios, responder correos electrónicos o un mensaje en whatsapp.
Es lógico, por tanto, que en casi todos los estudios sobre el uso de smartphones, los adultos jóvenes tengan las tasas de uso más altas. Los niños están aprendiendo de sus padres que estar conectados todo el tiempo es normal, y se están perdiendo la importancia de la interacción entre personas. ¿Te has fijado alguna vez en los restaurantes, en algunas familias en las que padres e hijos trastean con sus teléfonos móviles mientras esperan la comida en lugar de hablar? ¿No es triste?

Es hora de tomarse un descanso
Cada vez que identifico un reto al que enfrentarme, reviso mi estilo de vida y mi salud. Puede parecer una locura, pero mi norma es no dejarme controlar por nada.
Es súper importante tomar conciencia y luchar contra el sometimiento a cualquier adicción que empiece a dictar nuestro comportamiento. Esto incluye la tecnología. Reconozco que los teléfonos móviles, las tabletas, los ordenadores y otras tecnologías introducidas en el futuro me harán la vida más fácil y me permitirán trabajar de forma más eficiente. Sin embargo, debemos tener en cuenta lo siguiente: la tecnología debe ser un aliado, no algo maligno.

Para aprender a manejarla, puede ser fundamental un proceso de psicoterapia.